lunes, 19 de enero de 2009

Cosas de la vida



¡Qué curiosa es la vida!
Resulta que hago un blog-chorra en el que escribo tonterias y curiosidades de mi vida cotidiana. Un dia mirando por la red vi una cosa que me gustó y copié la idea: un faro que me ilumina en el camino... y busqué fotos de faros que me inspirasen. La foto que pongo hoy fue la que finalmente seleccioné.
En realidad no sabia donde estaba ese faro ni si lo vería alguna vez. Pero la vida es así y después de Navidad decidí hacer un viaje relampago a cualquier parte del mundo y las casualidades me llevaron a Gran Canarias, a visitar a unos amigos.
No tenia ni idea de que el faro que seleccioné estaba allí, ni que iria a visitarlo y estar tan cerca del mismo... Pero, sobre todo, lo que no sabia es que el faro que elegí para que iluminase mi camino, sería el mismo que me anunciaría una triste noticia... En aquella increible playa y bajo la luz de ese mismo faro, me enteré de que mi abuela por parte de madre habia decidido dejarnos para pasar a una mejor vida con el resto de su familia.
Curiosidad o ironia de la vida, el caso es que ese faro ilumina mi camino, pero en otra parte del mundo, otro faro se apagó dejando a oscuras un pedacito de mi corazón...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Un viaje para encontrar un nuevo camino es algo digno de admirar, un grito de soledad apagado por el rugir del mar.

Ciertamente es una experiencia propia supongo inolvidable, y es en este momento en el que alguien aprende de la vida de otro. No obstante, lejos de los faros es posible encontrar más luz, por ejemplo un sol propio. De esa manera, cerca de las estrellas las personas en vez de ser iluminadas empiezan a iluminar con luz propia, convirtiéndose ellas mismas en faros para los demás; podrás pasar de buscar caminos guiándote con una leve luz a crear otros nuevos llevando al resto.

Aunque no es fácil, pero llevas buen camino.